La Viennale International Film Festival se deja seducir y perturbar por La Jungla Interior, ópera prima de Juan Barrero
El film tendrá su estreno español en el Festival de Cine Europeo de Sevilla 2013
La Jungla Interior, primera película del español Juan Barrero, está producida por Luis Miñarro y se estrenó el pasado jueves 31 de octubre en la Viennale International Film Festival. Unos días después viajará al Festival de Cine Europeo de Sevilla, donde competirá en dos secciones distintas: “Las Nuevas Olas” (nuevos valores y miradas singulares del cine europeo) y “Resistencias” (el cine español más estimulante y combativo). Inmediatamente después participará en Cineuropa, en l’Alternativa de Barcelona, y en el prestigioso Festival de Belfort, donde es la única película española seleccionada para concursar en la competición internacional.
A veces, que los recursos narrativos de la ficción consigan tocar tan de cerca y con tanta verdad lo cotidiano, puede llegar a perturbarnos por lo que tiene de espejo, de reflejo de nuestras propias vidas.
La Jungla Interior nos sumerge sin pudor en la peripecia de una joven pareja, una violinista y un cineasta. La historia arranca cuando Juan, antes de embarcarse en una expedición científica por el Pacífico, lleva a su novia Gala al pueblo donde transcurrió su infancia. Durante la visita, ella descubre que la casa familiar oculta dolorosos secretos. Lo que Juan no sabe es que cinco meses después, cuando regrese de la jungla, su vida habrá cambiado para siempre.
Juan Barrero (Sevilla, 1980) ha construido su película alterando el orden convencional del proceso creativo en el cine. Durante una mudanza, aparecieron en su casa 8 cintas de vídeo que permanecían olvidadas –o escondidas-, en el fondo de un cajón. Unas cuantas horas de imágenes familiares filmadas 3 años atrás sin prejuicios ni tabúes, de forma esporádica y desordenada... Ese “material de archivo” compone la columna vertebral de una película que ya estaba rodada cuando el director se plantea hacerla. Lo que eran materiales de derribo de una vida anterior, de una fase superada, encontraron a Juan años después, que se entregó a la tarea de reconstruir esas pequeñas historias domésticas, esa vida, como si fuera ya la de otro. De forma subterránea, la Jungla Interior se convierte en una rotunda reflexión sobre la distancia entre quien mira y quien se deja mirar, entre la cámara y lo filmado. Una distancia cada vez más diluida y quizá más difícil de estructurar en una época de bulimia audiovisual. El montaje supuso, en palabras del director, “un intento de imitar los mecanismos complejos de la memoria, siempre ocultando huellas, pactando con el subconsciente, reescribiendo el mapa afectivo de los recuerdos. […] Me interesa la memoria no como almacén polvoriento, sino como maquinaria extraordinaria de invención”
La Jungla Interior se filmó entre Costa Rica y España, sin rodar una segunda toma de ningún plano, y en la que el guión se escribió en el montaje. Pero está urdida de tal modo que, durante todo el metraje, el espectador navega por la sinuosa frontera que distingue el documental de la ficción, el arte de la vida, sin conseguir constatar el límite entre uno y otra.
FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Guión:
Juan Barrero
Cámara:
Juan Barrero
Daniel Belza
Montador:
Cristóbal Fernández
Sonido:
Joaquín Pachón
Actores:
Gala Pérez Iñesta
Enriqueta White
Luz Barrero
Producción:
Eddie Saeta
Labyrint Films
Ventas Internacionales:
Eddie Saeta
Formato:
DCP
Color
Duración:
75 minutos
NOTAS DEL PRODUCTOR
La Jungla Interior, por Luis Miñarro
Conocí a Juan Barrero en San Sebastián. Vi que estaba ante un viajero, un aventurero. ¿Y qué es el cine sino una permanente aventura?
Tenía su película encallada. Le ofrecí la posibilidad de terminarla juntos. El montaje se hizo en mi oficina. Le propuse reducir más de media hora y cambiar el título. Y aceptó. Con otros hubiera dicho “sorprendentemente”. En este caso, no.
Lo primero que me interesó de “La jungla interior” fue su sinceridad y valentía. Sinceridad que resulta “incómoda” para muchos no dispuestos a bucear en las entrañas de su ser. De hecho, fui presentando la película a varios cinéfilos de pro y todos salían salpicados. A ellas no les gustaba tener que aceptar su postura en esta historia. Ellos no querían reconocer la fragilidad de su testosterona.
La película es una exploración sobre la memoria y sus heridas. Y también sobre la sutil colonización que opera en las relaciones de pareja. Por tanto, no ofrece una mirada cómoda.
Es expuesta. Y hoy en día parece que temamos las expresiones del amor y que, sin embargo, normalicemos la pornografía de la violencia. ¿Por qué tanto miedo a ver la representación de según qué partes del cuerpo? ¿Por qué no reconocerlas como propias? ¡Qué retroceso! Si el Living Theater renaciera, seguro que le tiraban piedras.
Me ha costado proponer esta película; presentarla en festivales. Me ha costado más que nunca. Una sombra de pretendida “moralidad” trabajaba en el subconsciente. Como si no se quisiera aceptar el hecho de que en la naturaleza todo copula y se mezcla. El “matching”, que dirían en inglés.
Y al final nos sucede como a la orquídea que necesita de una rareza para procrearse y permanecer. Tan simple. Tan poético. Tan bello.
¡Viva el musgo!
Luis Miñarro
Productor